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Deportes / Illes Balears

El fenómeno nacional del pádel y su impacto en Baleares

El crecimiento del pádel en España constituye uno de los casos más notables de expansión deportiva de las últimas décadas. Los datos oficiales revelan una progresión extraordinaria que sitúa al país como epicentro mundial de esta disciplina.

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Entre 2020 y 2024, el número de licencias federativas aumentó un 44,3%, pasando de 75.548 a 109.040 fichas.

 

Este incremento ha consolidado al pádel como la séptima disciplina más federada del país, superando incluso al tenis en términos de crecimiento anual.


La infraestructura nacional refleja esta tendencia ascendente. Actualmente, España cuenta con alrededor de 4.500 clubes y unas 17.000 pistas, lo que establece una ratio de una pista por cada 2.800 habitantes, una de las más favorables a nivel internacional. El año 2021 marcó un punto de inflexión decisivo, con un crecimiento del 27,8% en licencias federativas, equivalente a 20.566 nuevas inscripciones en un solo ejercicio. Esta consolidación demuestra que el pádel no es únicamente una moda pasajera, sino un deporte con una base sólida y en expansión, también en Mallorca.


Los orígenes del pádel en España: de Acapulco a Marbella


La llegada del pádel a España se remonta a 1974, cuando Alfonso de Hohenlohe introdujo este deporte tras descubrirlo en la residencia de Enrique Corcuera en Acapulco, considerado el creador de la primera pista. Las dos primeras canchas españolas se construyeron en el Marbella Club, lo que dio inicio a un proceso de difusión que tardaría varias décadas en consolidarse a nivel nacional.


Durante los años noventa, el pádel vivió su primera gran expansión, convirtiéndose en un deporte de moda entre figuras destacadas de la política, la empresa y los medios de comunicación. La constitución de la Federación Internacional de Pádel en 1991, presidida por Julio Alegría Artiach, permitió establecer unas bases reglamentarias comunes y organizar los primeros circuitos competitivos de alcance global.


A comienzos de los años 2000, España ya contaba con más de 500 clubes, cifra que se duplicó en apenas cinco años. Este crecimiento temprano sentó las bases para el fenómeno contemporáneo, en el que el pádel ha alcanzado no solo relevancia deportiva, sino también social y económica.


Baleares: un caso de estudio excepcional


Desarrollo organizativo y federativo


La Federación de Pádel de las Islas Baleares (FPIB), constituida en 2012, representa un ejemplo paradigmático del crecimiento del deporte a escala regional. Bajo la presidencia de Francisco Sanz Fominaya desde 2014, la federación ha multiplicado exponencialmente sus cifras de participación.


En apenas una década, se pasó de unas 730 licencias y entre 8 y 10 torneos anuales a más de 6.100 licencias y alrededor de 70 competiciones en 2024. Este salto supone un crecimiento del 735,6% en licencias y del 775% en competiciones organizadas, consolidando a Baleares como una de las comunidades autónomas con mayor dinamismo en el sector.


Infraestructuras y apoyo institucional


El compromiso institucional también ha sido decisivo. El Consell de Mallorca ha destinado 17,2 millones de euros para instalaciones deportivas municipales en el período 2023-2027, con 293 actuaciones proyectadas. Destaca que el 50% de estas infraestructuras corresponden a pistas de pádel, lo que refleja la elevada demanda social.
La distribución territorial de instalaciones asegura que prácticamente todos los municipios mallorquines dispongan de pistas accesibles. 


Mallorca como epicentro del pádel balear


La isla se ha convertido en referencia internacional gracias a centros de excelencia. La Rafa Nadal Academy by Movistar dispone de 19 pistas (9 exteriores y 10 cubiertas), consolidándose como un referente para la formación y la competición. Otro exponente destacado es Udyr Sport, un club referente en Palma de Mallorca que cuenta con 11 pistas de pádel: una individual para entrenamientos específicos, cuatro cubiertas que permiten jugar en cualquier época del año y seis al aire libre que aprovechan el clima privilegiado de la isla. Además, el club organiza torneos, rankings y actividades sociales, lo que lo convierte en un espacio de encuentro para jugadores de todos los niveles y cuenta con una gran piscina para disfrutar después del partido.

 

La propia gerente del club, Laura Llabrés, recuerda cómo «Udyr Sport fue uno de los primeros en apostar por el pádel en la isla». En sus inicios, «la gestión era artesanal: las reservas se apuntaban en una planilla de papel y bolígrafo, y se llamaba personalmente a cada cliente para organizar los partidos». Hoy, LLabrés afirma que «el club se ha adaptado a las últimas innovaciones tecnológicas, incorporando aplicaciones móviles para reservas e inscripciones, así como sistemas de domótica que optimizan la gestión de las instalaciones». Esta evolución ilustra no solo la transformación del propio club, sino también la madurez alcanzada por el pádel en Mallorca.


A nivel competitivo, el calendario mallorquín ha ganado en diversidad y profesionalización. Eventos como East Mallorca Pádel, el Llevant Pádel Tour o el Head Padel Circuit que se disputa en el club Udyr Sport no solo reúnen a cientos de jugadores, sino que también incluyen iniciativas inclusivas para personas con discapacidad física o cognitiva, demostrando una visión integradora del deporte.


Impacto económico y turístico


El pádel ha generado un ecosistema económico propio en Baleares. El precio medio de alquiler de pistas varía entre 5,50 € por jugador en horarios de mañana y 9 € en franjas de tarde.


En el plano turístico, Mallorca ha sabido aprovechar este deporte como atractivo diferencial. El clima, la calidad de las infraestructuras y la organización de torneos convierten a la isla en un destino de turismo deportivo de referencia. Zonas como Palma Beach integran cada vez más eventos de pádel en su calendario, contribuyendo a la diversificación del modelo turístico y a un impacto económico significativo sobre el PIB regional.


Formación y cantera


El desarrollo de base es otro de los pilares del crecimiento. En categorías menores, la FPIB ha pasado de apenas un centenar de niños federados en 2014 a más de medio millar en 2024. Programas como “Mi primera licencia” o los proyectos piloto para incluir el pádel en el horario lectivo escolar han eliminado barreras económicas y han acercado el deporte a nuevas generaciones.


Además, la formación de técnicos y árbitros refuerza la profesionalización del sector. Aunque la titulación oficial no es obligatoria en Baleares, la federación organiza cursos regulares para entrenadores y árbitros, buscando garantizar estándares homogéneos y de calidad.

 

Retos y perspectivas futuras del pádel


El futuro del pádel balear, y por extensión español, pasa por afrontar diversos retos:


Accesibilidad y precios: el incremento en las tarifas podría limitar el acceso a determinados sectores de la población, por lo que las políticas de inclusión.


Competiciones de alto nivel: atraer torneos internacionales requiere presupuestos elevados, lo que obliga a buscar un equilibrio entre sostenibilidad económica y visibilidad global.


Digitalización: la implantación de plataformas tecnológicas que permitan una gestión más eficiente de licencias, torneos y rankings constituye un paso clave hacia la modernización.


Proyección internacional: figuras como Gemma Triay, Ariadna Cañellas o Adrián Marqués reflejan el talento emergente balear, aunque persiste la necesidad de reforzar la estructura formativa para retener a los jugadores en la región.


Un fenómeno social, económico y cultural de primer orden


La evolución del pádel en España, y especialmente en Baleares, refleja la transformación de un deporte emergente en un fenómeno social, económico y cultural de primer orden. Con tasas de crecimiento superiores al 700% en apenas una década, inversiones millonarias en infraestructuras y un tejido social cada vez más amplio, el pádel no solo ha conquistado a jugadores y aficionados, sino que se ha consolidado como un motor económico y un embajador turístico de primer nivel.


El caso balear constituye un ejemplo paradigmático: un territorio que ha sabido combinar planificación institucional, inversión privada, programas formativos e iniciativas inclusivas para consolidar al pádel como una de sus señas de identidad deportivas.

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